Muchas veces nos olvidamos de que en las organizaciones y las empresas trabajan personas humanas, únicas, diferentes, con sus virtudes y sus defectos. Nos encasillamos en buscar prototipos y/o perfiles como si quisiéramos juntar equipos de trabajo formados por robots perfectos, idénticos, delimitando y discriminando personas por su apariencia, raza, religión, condición sexual, discapacidad, estatus social, etc. Seguir leyendo…